La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Además de un alto nivel de azúcar en sangre, la diabetes también puede acarrear complicaciones, como lesiones nerviosas, infecciones y enfermedades cardiovasculares. Un efecto menos conocido de la diabetes es su repercusión en el sistema circulatorio. Los diabéticos son más propensos a sufrir problemas circulatorios, que pueden afectar a su calidad de vida y aumentar el riesgo de complicaciones. Veamos qué relación existe entre la diabetes y la circulación, y qué puedes hacer para protegerte.
El sistema circulatorio se encarga de transportar la sangre y los nutrientes esenciales por todo el cuerpo, proporcionar oxígeno a las células y eliminar los productos de desecho. La diabetes puede interferir en la circulación de muchas maneras, algunas de las cuales son:
Vasos sanguíneos dañados: Los niveles elevados de azúcar en sangre pueden dañar los vasos sanguíneos, dificultando el flujo eficaz de la sangre y aumentando el riesgo de obstrucciones y coágulos. Los vasos sanguíneos dañados también pueden presentar fugas, lo que provoca hinchazón o edema.
- Aumento de la presión arterial: La diabetes puede provocar hipertensión, que también sobrecarga los vasos sanguíneos y puede dañarlos. La hipertensión es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares e infartos.
- Neuropatía: La diabetes puede dañar los nervios, dando lugar a una afección denominada neuropatía periférica. La neuropatía puede afectar a la sensibilidad, incluidos el dolor y la temperatura, lo que dificulta a las personas con diabetes la detección de lesiones o infecciones, lo que puede provocar más problemas circulatorios.
- Mala cicatrización de las heridas: Los niveles elevados de azúcar en sangre y los problemas de circulación pueden dificultar la capacidad del organismo para cicatrizar las heridas. Este retraso en la cicatrización aumenta el riesgo de infecciones y puede provocar problemas de salud más graves.
- Arteriopatía periférica: La arteriopatía periférica es una enfermedad que afecta al flujo sanguíneo de las piernas y los pies. Los diabéticos son más propensos a padecerla, una afección grave que puede causar dolor, úlceras e incluso amputaciones.
Cuidar el sistema circulatorio y controlar la diabetes puede ayudar a prevenir complicaciones relacionadas con la circulación. Hacer ejercicio con regularidad, seguir una dieta sana y mantener un peso saludable pueden ayudar a mejorar la circulación y prevenir daños en los vasos sanguíneos. Si padeces diabetes, es esencial que vigiles tus niveles de azúcar en sangre, tomes los medicamentos según lo prescrito y visites a tu médico con regularidad. La detección y el tratamiento oportunos de los problemas circulatorios pueden evitar daños mayores y mejorar tu salud en general. Recuerda, la diabetes y la circulación son más importantes de lo que crees, y tomar las medidas necesarias para proteger tu salud puede suponer una diferencia significativa en tu calidad de vida.